martes, 21 de octubre de 2008

Recordando locos...

Y bien, aquí estamos otra vez (mi frase cliché)
Nace otro tema que no se puede dejar de lado, cuando solo somos oído, pero a la vez tratamos de entender la situación. Tras una llamada de mi amigo especial Claudio, me llega más material para plantear, preguntar y tratar de resolver, esas cosas que me encantan, esta vez esas malditas relaciones que todos tenemos alguna vez, estoy hablando de aquellas donde nos cuesta escapar una vez que todo sale de control, “locos, locuras, sin final…”
Khalil Gibran uno de mis favoritos en sus pensamientos y escrito nos habla de locos y relaciones, de cómo nos volvemos locos, filosóficamente hablando claro, y la verdad al fin y al cabo solo nos habla que realmente el loco no es loco hasta que descubre que las mascaras que construyo por mucho tiempo se perdieron y por esto descubre su locura, es extraño, pero si realmente lo analizamos es la mejor forma de darse cuenta que nosotros mismos confeccionamos problemas.

Claudio me ayudo un poco a recordar y desenvolverme en un papel ¿Cuántas veces tenemos que volver a lo mismo? ¿Cómo hacemos entender a alguien que ya no pertenece a nuestro presente, pero sin embargo nos trae de vuelta a nuestro pasado?
Al pasar del tiempo siempre tenemos de todo tipo de relaciones, las que se recuerdan, incluyendo buenas y malas, las que son especiales, el primer beso, la que no pudo ser y la más temida y poco agradable, la desastrosa, la historia sin fin que por lo demás mucha gente le teme por lo que contó el amigo, o lo vio en alguna oportunidad de algún desconocido, pero la verdad es que experiencia o no, si no lo vives no lo entiendes.
Ese tipo de relación enfermiza donde una de las partes termina sacando lo peor de la otra y es ahí donde se conoce el límite que a todos nos asusta, por que muchos deben entender que en un principio todo es normal, amor por aquí, promesas por allá, pero cuando empiezan a desvanecer los momentos buenos es cuando realmente comienza lo real, el más espero mi verdadero yo, más la suma de voz alta, euforia, adicciones, aficiones, etc. Y mientras esto comienza uno piensa que debe ser normal del proceso de conocerse que será por un pequeño lapsus de tiempo, ecepto cuando se comete el primer error y la clásica disculpa… “lo siento te juro que no sé que pasó, te prometo que no volverá a suceder” a ver, veamos, un golpe, una vergüenza, un inconciencia y una vez perdonado y creyendo que no sucederá otra vez empieza la enfermedad, costumbre, el circulo vicioso del que siempre piensa que va a pasar, nos adaptamos y seguimos con la persona, pero como todo tiene una límite y más aún nuestra querida paciencia.

Por lo general estas personas logran sacar lo peor de la otra y aun sigue siendo poco para ellos no es nada (disfrutan viendo eso), sino para uno que logra conocer sus límites y conocerse provocando un miedo intenso y perdurador, por la sencilla razón que a pesar de que la relación tóxica termine, el miedo ronda cada vez que intentamos re hacer nuestras vidas, volvemos a cuestionarnos, dando vueltas en el asunto, ¿Podré?, ¿Será esta vez?, ¿Valdrá la pena? Y mientras pasa el tiempo y vamos adquiriendo experiencias, eso que tanto nos golpeo, sigue dentro y seguirá hasta no encontrar el momento indicado para cerrar tan espeluznante capitulo que enveneno nuestras vidas .
¿Hay solución?, a mi parecer huellas como esas, no son como caminar en la arena, más bien es como caminar por una calle recién pavimentada quedando marcada por mucho tiempo, y mientras no se vuelva a reparar no habrá mejor estadía, me refiero a que solo puede repararse si logramos encontrar nuevamente la mejor herramienta confianza, valor y respeto, y por sobre todo que amor hay en algún lado, por que si nos seguimos negando, aquella calle seguirá con esas huellas y quizás muchas más, por que siempre estará el miedo de volver a caer en un error de aquellos, donde uno es loco y el otro el coleccionista de mascaras, por que si se trata de tiempo de alguna u otra forma en nuestra inconciencia vuelve siempre a golpearnos, La famosa sin fin que aun que digamos que nos hace mal tarde temprano nos hace caer.

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